Vistas de página en total
2,463
lunes, 22 de mayo de 2006
FRONTERA SUR: ENTREVISTA A NAPALÉ 2003
FRONTERA SUR: ENTREVISTA A NAPALÉ
Por MANUEL VILCHES,
para WWW.AMERICANTO.CL
" Napalé busca nuevos senderos (2003) "
Un acercamiento a la música popular, un trabajo de desarrollo de la percusión y mayor presencia creativa de los integrantes del conjunto simbolizan el nuevo período del conjunto, que plasmará en el cd “Frontera Sur”, que debiera aparecer en el mercado en los próximos meses.
“Yo creo que la gente nos conoce y se acuerda de nosotros, pero nos ha pasado que cuando anunciamos presentaciones nos dicen: ‘Bah, ¿ustedes todavía están tocando?”. De esta manera Ignacio Ugarte define la intermitente existencia de Napalé en los escenarios chilenos.
El grupo, de todas maneras, ya pasó los veinte años ininterrumpidos, aunque a veces las actuaciones no son todo lo seguidas que quisieran o que regularmente tengan que volver a montar el repertorio cuando sufren una nueva deserción.
Pero el inicio del siglo XXI encontró al grupo con los ánimos renovados y con ganas de mostrar su actual trabajo, una suerte de continuidad entre lo que está registrado en sus tres casettes “oficiales” (Napalé, Crónicas y Suite Tic Tac / Amor que calla) y algunos acercamientos más concretos que está realizando el grupo hacia una expresión quizás más popular en términos más sonoros y de forma, cosas que estarán plasmadas prontamente en el CD Frontera Sur, que sacarán de manera independiente a mediados de año. Además, el grupo tiene proyectado hacer una antología en un cd doble con sus tres primeras producciones.
El nuevo disco será el reencuentro del grupo con el formato canción y temas instrumentales que, según ellos, no excederán la duración convencional de un tema de música popular. Además, luego de la partida momentánea del otrora director Rodrigo Pérez de la formación (por motivos laborales), el grupo ha enriquecido su núcleo creativo y el nuevo trabajo tendrá creaciones de la gran mayoría de la actual formación del Napalé, compuesto actualmente por Jorge Lillo, Alejandro Ibarra, Ignacio Ugarte, Ernesto Pérez, Rodrigo Arratia, Carlos Miranda y Hernán Castro. Además, el cd anuncia versiones de un tema de Astor Piazzolla y temas del folklore mexicano y afrocolombiano, lo que también se enmarca en la intención del grupo de desarrollar su trabajo de percusión.
UN NOMBRE POR ERROR
El nombre Napalé nace de una gruesa equivocación de sus integrantes. Según explica Alejandro Ibarra, uno de los más antiguos entre la actual formación, no hallaban con qué nombre bautizarse y “uno se acordó de un ritmo venezolano que conocía y propuso que nos llamáramos Napalé. Bueno, el único problema es que el ritmo se llamaba en realidad ‘Mapalé’ y era colombiano”. Más allá del accidente, ese fue el inicio de un grupo que parte a comienzos de los ’80 y que ya tenía antecedentes, vinculados al eje del conjunto, los hermanos Ernesto y Rodrigo Pérez.
“Bueno, ellos se conocían desde niños”, explica Ibarra entre risas, “y siempre estuvieron metidos en la música. En un comienzo tuvieron contacto con Jaime Soto, de Barroco Andino, y además tuvieron acceso a la formación ‘académica’, por lo que cuando crearon el grupo ya estaban en busca de un cruce que, de todas formas, ya había iniciado otra gente de la Nueva Canción Chilena”.
Ibarra se recuerda que al momento de su entrada al Napalé, dos días antes del terrible sismo de marzo de 1985, (“o sea, con mi ingreso se produjo un terremoto”, sentencia), ya tenían montado algún repertorio de los emblemas de la Nueva Canción, como Quilapayún e Inti Illimani y otros temas como un arreglo instrumental de un tema coral del compositor ruso Soloviev Sedoy, que finalmente grabaron en Crónicas, en 1992. Sin embargo, el impulso que marcará la primera etapa del grupo será el encuentro con Luis Advis.
¿Cómo surgió el contacto con él?
Ibarra: Lo conocimos en 1986, cuando estaba terminando sus estudios de portugués. Advis es un tipo impresionante, que se lo pasa estudiando cosas nuevas y en esa época iba al centro de estudios brasileños. Para homenajear este idioma y a unos poetas que había conocido decide hacer algunas canciones con textos de poetas brasileños más un tema instrumental de homenaje a un músico brasileño llamado Ernesto Nazareth.
Las cosas coincidieron, él tenía su obra y vio que teníamos un grupo, así que nos planteó grabar esto. Por nuestra parte, teníamos casi todo listo para empezar al estudio. Empezamos a montar el repertorio, nos gustó mucho y terminamos haciendo el primer cassette “oficial”.
Jorge Lillo: además del trabajo de Advis, incluimos cosas pendientes con canciones que ya estaban montadas. Así grabamos de manera más oficial “Las últimas palabras”, del repertorio del Aparcoa, que es uno de los primeros temas que montaron los chiquillos y que es la que toda la gente recuerda y con la que más se identifica el nombre del Napalé.
¿Ese tema ya lo tienen borrado del repertorio?
Mucho tiempo lo cuestionamos. Antes de que la sociedad se pusiera tan crítica con esta democracia había un conformismo muy grande y en ese momento era difícil plantear un tema tan serio sin caer en el facilismo de decir “bueno, la gente no está aplaudiendo, toquemos las ‘últimas palabras’ y arrasamos al tiro”, para nosotros ejecutarlo era algo oportunista y en ese sentido lo desechamos por bastante tiempo.
Pero bueno, se hizo necesario de cierta manera recordar un mensaje tan querido y tratar de reenfocarlo, que a lo mejor ya no es aplastar un tirano sino de mantener un proyecto y creer en lo que para nosotros está bien y lo que está mal. Cuando lo volvimos a tocar la gente reaccionó más moderadamente de lo que pensábamos y para nosotros fue bueno sacarnos esa tranca, así que de repente lo incluimos.
Este tema, de alguna forma, los asoció con un tipo de música que no es lo más usual en su repertorio, al menos en el aspecto lírico.
Lillo: Claro, porque esa es la imagen que se ha hecho del Napalé, pero el grupo ha combinado inquietudes musicales y sociales. Por supuesto, ha habido acentos y épocas más propicias para cada cosa, pero en algún momento, cuando llegó la democracia, el contenido dejó de ser importante, no por nosotros sino por el público. Así que decidimos tratar de plantearnos, aunque suena algo peyorativo, más “musicalmente”, pero es un enfoque que está en el origen del grupo y que si bien ya estaba asociado desde hace mucho no estaba todo dicho.
Por ejemplo, no era tan común un grupo con cellista, porque todos los tenían como invitados y no lo integraban a la sonoridad del conjunto. Además, produjimos el experimento con otros instrumentos clásicos que en la Nueva Canción no se hacía más sostenidamente, salvo en el caso del Aparcoa.
De ahí llegó el Crónicas, de 1992, que lo hizo Alerce
Ibarra: lo distribuyó solamente Alerce, porque lo hicimos nosotros. Todos nuestros discos nos pertenecen.
Bueno, en ese disco ya se nota más el sello que marca el grupo, especialmente en el trabajo con obras, más allá del formato de la canción
Ugarte: Creo que ese sello se lo daba Rodrigo, en Crónicas está su primera obra pensada como algo global, quizás no como una cantata pero sí como una obra poético musical, con narrador en varias partes, etc. Después hizo lo de Gabriela Mistral, en su línea de compositor buscó obras de largo aliento, pero siempre lo combinamos con las canciones. De todas formas, últimamente hemos hecho hincapié de incorporar canciones de manera más espontánea, porque los integrantes han incorporado nuevas piezas.
De alguna manera, con este disco la gente comenzó a asociarlos con una música menos ligada a lo popular o más sofisticada.
Lillo: Eso puede obedecer a una imagen o un período que si bien no está abandonado complemente, si está como en paréntesis. Además, en estos temas pesan cosas escénicas: nosotros en un tiempo nos dio por tocar con partitura, lo que producía un distanciamiento con el público que pensaba de inmediato “estos tipos están tocando cosas dificilísimas”, pero en realidad a veces eran patrones folklóricos reconocidos por todos. Se creaba distancia innecesariamente.
Ugarte: por otra parte está la forma de componer de Rodrigo, la manera como arregló los temas y eso da el sello del Napalé, donde hay un acercamiento a lo docto pero que tiene raíz.
Lillo: creo que hemos oscilado entre los dos polos, pero ahora se puede decir que estamos buscando piezas más sintéticas y explorando cosas que no habíamos hecho. Hemos incorporado más percusión, hemos buscado ritmos más alejados del simple concepto de oreja, hemos investigado ritmos afro-caribeños, como es el caso del Mapalé.
Sobre la sensación de que nuestro sonido es demasiado docto, bueno no sé hasta donde se puede hablar de “demasiado” pero sí montamos con partitura, aunque a veces hasta por ahí no mas porque no somos grandes lectores a primera vista ni nada por el estilo.
Ugarte: pero más allá de la metodología, creo que el sonido del grupo que generó Rodrigo iba para el lado del grupo de cámara, muy preocupado del detalle y eso no suele ser muy “ popular”. O sea, es difícil que un grupo así, por ejemplo, se pueda escuchar en el Estadio Nacional.
Lillo: Es algo que nos hemos esforzado en creer que no es un problema del grupo, sino de que no hay espacios para que se pueda ofrecer esto, porque la gente está acostumbrada ir a un recital a estar parada, a gritar, a saltar y está bien que exista esa posibilidad, pero para algunos trabajos hay que sentarse y dedicarse a oír. Hay gente que dice que un trabajo como el nuestro es fome pero yo creo es cosa de aprender a oír.
Tres discos en 18 años no es mucho, ¿porque han tenido una producción tan esporádica?
Ibarra: yo creo que es la composición la que cuesta un poco. Además, la configuración del grupo ha hecho que hayamos tenido muchos integrantes en muchos periodos. Pasan momentos en que se van algunos y hay que traer a otros y montar de nuevo todo el repertorio.
También nos ha costado por el lado de la vigencia, porque si los Illapu hubieran tocado siempre el “Negro José” no hubiera pasado nada, pero ellos permanentemente muestran cosas nuevas y eso nos ha faltado en algún momento a nosotros.
Lillo: ha habido años muy malos, algunos completamente improductivos en los que hay un repertorio listo, pero se va otro integrante y pasa mucho tiempo para encontrar un músico nuevo, porque no se puede ofrecer sueldo ni viajes por el mundo pero sí acceso a instrumentos y a un grupo con ganas de seguir, pese a que quizás todos nos vayamos en algún momento.
Ibarra: por otra parte, creo que lo que nos pasa desde el penúltimo disco es que nos hemos hecho más viejos, no tenemos ni el tiempo ni la disposición hacia el grupo y hacia la música que teníamos cuando éramos más jóvenes. En ese momento teníamos todo el tiempo del mundo y el mundo era nuestro (se ríe).
Lillo: ese será tu caso personal (risas)
Con respecto al envejecimiento, tú me decías que de la primera época del grupo recordabas con mucho cariño el primer cassette, me hablabas de una “mística” que no encontraste después…
Ibarra: Todas las grabaciones son especiales, pero para mí el primer disco me marca mucho y en realidad me acuerdo mucho de esa época. Bueno, todavía existía el régimen de Pinochet… y al mirarlo desde la distancia no es que lo eche de menos, sería como mucho, pero había otra mística. Era una época en la que había mucho compromiso en mucha gente, en que íbamos a tocar a las poblaciones, las parroquias se llenaban y había una “producción” en la que todo el mundo apoyaba, donde… no sé, era otro país, no digamos otra sociedad, pero había solidaridad en muchos aspectos y había mucha gente que se la jugaba… verlo desde ahora es súper fuerte.
Ugarte: creo que eso aún existe, pero era más palpable en que si uno se acercaba había una producción de parte de la gente, eran más organizados, tenían sus actos más contenido. Bueno, era un contexto diferente, ahora la cosa es más difícil, en las radios tocan casi sólo música extranjera, sólo se conoce a los pocos grupos que tienen algún tipo de historia. Pero ahora hay muchos grupos nuevos y la gente no los conoce. Napalé no es el único con ese problema.
Luego de esa actividad constante que tuvieron, ¿cómo los tomó el declive de presentaciones, en los ’90?
Ibarra: el cambio fue gradual, de a poco vimos que de actuar cuatro veces por semana empezamos a actuar mucho menos, muchísimo menos
Lillo: muchisisísísimo menos (risas)
Ibarra: pero tomamos la cosa como cualquiera, tratando de seguir tocando para cuando fuera.
Lillo: decidimos estar listos para los nuevos tiempos, para que cuando se ponga pesaa la pista se hicieran actos y se necesiten otra vez músicos para ¨animar¨ la cosa, ja-ja. Pon ahí que es broma...
FRONTERA SUR
¿Cuándo y por qué deciden afrontar la producción de Frontera Sur?
Lillo: siempre se plantea la necesidad de que si no se puede presentar uno en vivo, al menos hay que dejar testimonio para el futuro, para ese ego de los músicos de que “las generaciones futuras sabrán valorar lo que se perdieron las actuales”. Hemos tomado inspiración y grandes ideas de conjuntos y solistas que nadie conoce, pero que por suerte tuvieron la lucidez de grabar...
FRONTERA SUR llegó por casualidad, sabíamos que asumir el proyecto de un disco es caro y la plata no la juntábamos sin Fondart o algo así, postulamos varias veces y no pasó nada. De alguna manera asumimos que grabando temas de a uno podíamos negociar una mezcla o algo, para empezar.... Así ocurrió que a través de Alejandro llegó un contacto con gente que instaló un estudio (RAFF) y querían hacer su marcha blanca con nuestros temas sin costo alguno. Nos demoramos mucho en grabar, porque dependíamos de la eventualidad de que el estudio tuviera lugar entre sus trabajos pagados, así que como no recibimos presión de ningún sello para sacar el disco, tuvimos la comodidad de hacerlo de a poco. Queríamos lanzarlo el año pasado pero no se pudo y lo vamos a hacer ahora.
¿Cómo podrían describir este nuevo trabajo?
Ugarte: hay diferencias en las composiciones, no hay ninguna creación de Rodrigo, salvo un arreglo. Hay mucho aporte nuestro, se puede decir que hay un acercamiento mayor a lo popular, además de una exploración de la percusión, hasta cosas de Piazzolla, hay harta diversidad pero se mantiene dentro de la línea sonora y de colores del grupo.
Lillo: de alguna manera creo que el disco enriquece la línea del grupo, porque hay una variedad mayor estilística y temática: en otros discos se nota mucho la mano de Rodrigo y después de escuchar, tú ya determinas a qué compositor corresponde cada creación. En este caso hay un mayor contraste entre autores, pese a que todos tomamos y respetamos la línea del conjunto (porque lo pensamos para él), pero también todos tenemos enfoques propios, y eso enriquece el marco....
Pese a que el grupo habla de metas y no de plazos, los Napalé presumen que el invierno del 2003 no se irá sin que Frontera Sur haya salido. Aún no comienzan las conversaciones con los sellos pero no descartan la línea de la independencia y tampoco tienen certeza de las posibles presentaciones de lanzamiento que pueden hacer.
En realidad, las prisas y las angustias de otras agrupaciones no entran para el conjunto, que aprendió a convivir con sus integrantes de la manera más armónica posible porque, tal como señala, Jorge Lillo, “este grupo tendría todas las posibilidades como para haberse acabado hace mucho rato, pero como nadie lo obliga a existir ni a no existir, entonces optamos por existir y trabajar”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
pero qué buena esa entrevista.
ResponderEliminarUna pequeña corrección, esa nota fue escrita originalmente para www.latinoamericano.cl, en la que en aquel entonces estaba metido ayudando a Iván Lizama y don JR González.
Salutes, Napaleses
Manuel Vilches.