Por Marisol García
LA NACIÓN Domingo.
Napalé ha presentado este disco como un recorrido fresco por canciones inscritas en la memoria popular chilena, pero es probable que las pistas biográficas más poderosas sean las que apuntan a su propia historia como conjunto.
El maletín musical de "Cruzando territorios" es el de la carga humana y artística de sus intérpretes, músicos puestos al servicio de un motor con ya 25 años de marcha, y distinguido en la carrera por la prestancia, ductilidad y rigor de su sonido.
Para Napalé, la viva finura de arreglos ha sido tan prioritaria como el ruido puede serlo para una banda punk. No debiese sorprender la buena factura de un disco de Napalé, pero "Cruzando territorios" es más que bueno: es fino, es diverso, es colorido.
Es un disco inteligente tratado, al fin, con la elegancia (en arte, en presentación, en invitados) que merece un grupo que saluda a la Nueva Canción Chilena con excepcional autoridad. Su sonido no fue parte estricta de ese movimiento, es cierto, pero su homenaje cruzó con estoicismo los años ochenta y fortalece hoy un tributo patrimonial que no es sólo formal.
Napalé comprende la esencia profunda que sostuvo a la Nueva Canción, y la revisa con la conciencia de un saludo histórico. Acomoda, así, una vieja musicalización de Ángel Parra para un poema de Neruda ("El cóndor") y la sitúa junto a otros versos universales: los de Gabriela Mistral y José Martí.
Saluda a la fructífera tríada de amistad que animaron Quilapayún, Víctor Jara y Luis Advis, cada uno con una composición presente, y observa su mismo desprejuicio cuando le deja espacio a un magnífico instrumental de Piazzolla ("Escualo"). Las apariciones de Francesca Ancarola o de Ismael Oddó, entre otros invitados, se dan en nombre de hermosos timbres vocales dispuestos a mezclarse con la sucesión impresionante de cuerdas, vientos y percusiones que Napalé puede hoy prodigar como pocos conjuntos activos en el país.
La enciclopedia musicapopular.cl ya estableció una "nueva militancia" en la actual carrera de Napalé: "Ya no es política como en la primera mitad de los ochenta, sino absolutamente cultural. Ahora importan las cualidades de la música por sobre el mensaje de una canción contingente". Llevando más allá la aclaración, y hasta mezclándola, si nos permiten, con teoría comunicacional, en Napalé el medio es hoy el mensaje. Su sonido fortalecido por la experiencia y refrescado por el asombro es una suerte de manifiesto que, sin alardes, se impone como un canto de compromiso con la música tomada en serio. Vaya rareza.
Napalé, "Cruzando territorios"
(2007, Oveja Negra)
Producción: Napalé.